El agua gris es un tipo de agua residual que proviene de actividades domésticas, industriales o comerciales, pero que aún no está contaminada a niveles peligrosos para la salud humana y el medio ambiente. Se llama «agua gris» porque generalmente tiene un color ligeramente grisáceo debido a la presencia de residuos orgánicos y productos de limpieza.

El agua gris se genera principalmente en el lavado de manos, duchas, lavadoras, lavavajillas y fregaderos de cocina. Aunque no es apta para el consumo humano sin tratamiento adicional, el agua gris puede ser tratada y reutilizada para fines no potables, como el riego de jardines, la descarga de inodoros o la limpieza de pisos. El reuso del agua gris puede ayudar a conservar recursos hídricos y reducir la demanda de agua potable en actividades que no requieren agua de alta calidad.

La huella hídrica azul es una parte de la huella hídrica total y se refiere al volumen de agua dulce extraída de fuentes superficiales y subterráneas para su uso directo en actividades humanas. Esta agua es utilizada principalmente en actividades como el riego de cultivos, el suministro de agua potable para la población, el uso industrial y la generación de energía hidroeléctrica.

La huella hídrica azul es importante porque representa el impacto directo de las actividades humanas en los recursos hídricos locales y regionales. El uso excesivo o no sostenible del agua azul puede llevar a la sobreexplotación de acuíferos, la reducción del caudal de ríos y arroyos, la degradación de ecosistemas acuáticos y la escasez de agua para usos futuros.

La huella hídrica gris es una parte de la huella hídrica total y se refiere al volumen de agua necesaria para diluir los contaminantes generados durante la producción de bienes y servicios, hasta que el agua vuelve a cumplir con ciertos estándares de calidad ambiental. Estos contaminantes pueden incluir residuos orgánicos, químicos, o cualquier otro tipo de sustancia que afecte la calidad del agua.

La huella hídrica gris se calcula en función de la cantidad de agua necesaria para diluir los contaminantes hasta que los niveles de concentración sean considerados seguros para el medio ambiente y para la salud humana. Este cálculo puede ser complejo y depende de diversos factores, como la toxicidad de los contaminantes, la capacidad de autodepuración del cuerpo de agua receptor, y las normativas ambientales locales.

La gestión de la huella hídrica gris es fundamental para prevenir la contaminación del agua y proteger la calidad de los recursos hídricos. Estrategias para reducir la huella hídrica gris incluyen la implementación de tecnologías de tratamiento de aguas residuales más eficientes, la reducción de la generación de residuos y contaminantes en los procesos productivos, y el cumplimiento estricto de las normativas ambientales relacionadas con la descarga de efluentes.

Contexto Global y Europeo
Unión Europea

La Unión Europea está implementando diversas políticas y regulaciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como parte del Pacto Verde Europeo. Dentro de estas políticas, las empresas de ciertos sectores ya están obligadas a reportar sus emisiones.
Sistema de Comercio de Emisiones de la UE (EU ETS): Las instalaciones industriales y plantas de energía están obligadas a monitorear y reportar sus emisiones desde 2005.
Directiva sobre la Divulgación de Información No Financiera (NFRD): Desde 2018, grandes empresas (más de 500 empleados) deben informar sobre sus impactos ambientales, incluyendo las emisiones de GEI.
Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD): Se espera que esta directiva, que ampliará los requisitos de divulgación de información no financiera a más empresas, entre en vigor progresivamente a partir de 2024 para grandes empresas y más adelante para PYMEs cotizadas.
España

En España, el cálculo y registro de la huella de carbono es voluntario pero incentivado a través del Registro de Huella de Carbono del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Ley de Cambio Climático y Transición Energética: Aprobada en mayo de 2021, esta ley establece objetivos y medidas para reducir las emisiones, aunque no impone una obligación universal de calcular la huella de carbono, fomenta la transparencia y el reporte voluntario.