Para poder analizar el problema de las llamadas “Superbacterias”, es necesario que sepamos en qué consisten. Podemos definirlas como aquellas cepas de bacterias que se vuelven resistentes a la mayoría de los antibióticos de los que se dispone para poder tratarlas provocando un grave peligro para la salud de las personas.

• ¿Por qué proliferan las Superbacterias?

El principal problema lo encontramos en el uso de los antibacterianos de manera deliberada e incontrolada. Esto no se limita solo a las personas, sino que también sucede con los animales. Este hecho ha llevado a la OMS a reconocer que se suministran más antibióticos a animales sanos que a personas enfermas. Solo en el año 2020, se suministraron en España 1244 toneladas de antibióticos, colocándonos a la cabeza de una lista compuesta por 31 países.

Enfocándonos en el caso de los animales, este abuso puede suponer que las bacterias muten en su cadena genética y se produzcan cepas nuevas que sean resistentes a las enfermedades. Esto puede provocar que existan algunas bacterias zoonóticas, es decir, que puedan pasar del animal al ser humano, y terminen causando importantes patologías.

A pesar de que es un tema que está de actualidad, esta problemática se viene presentando desde hace varios años. De hecho, a principios de los 2000, la Unión Europea ya estableció la prohibición del uso de antibióticos como aditivo habitual en la alimentación del ganado y animales de cría como promotores del crecimiento y el engorde. Años más tarde, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EEUU también limitó el uso de ciertos antibióticos en el ganado, los cerdos y las aves de corral. Descubrir que hasta el 80% de los antibióticos utilizados en dicho país iba para suministro animal, fue razón suficiente para intentar frenarlo.

Si bien es cierto que, en su día, se trató de una decisión pionera en seguridad alimentaria, el hecho de que fuese poco imitada en el resto de países del mundo, impidió que su alcance y, por tanto, sus beneficios, se dejaran sentir de manera mucho más notable.

• ¿Qué problemas se presentan? ¿Tienen solución?

El problema principal es que cada vez sea más asidua la aparición y propagación de infecciones bacterianas como la neumonía, gonorrea o tuberculosis. No podemos olvidar aquellas enfermedades de transmisión alimentaria como la salmonela que, por la pérdida de eficacia de los antibióticos, cada vez presentan mayores dificultades para ser tratadas.

Todo esto no es una cuestión aislada, sino que conlleva una cadena de reacciones; se alargan las estancias en hospitales, incrementándose los costes médicos y la carga económica para familias y la propia sociedad y, por supuesto, aumenta la mortalidad. De hecho, a día de hoy, las muertes provocadas por superbacterias superan a las de los accidentes de tráfico.

Según la OMS, si todo esto no cambia, se espera que haya diez millones de muertes en el mundo para 2050 por enfermedades comunes y lesiones menores. Esto significa que llegaría a generar mayor mortalidad que el cáncer.

Como solución, debemos establecer cambios en nuestro propio comportamiento incluyendo medidas que nos ayuden a reducir la transmisión de infecciones, tales como la vacunación, el lavado de manos y una buena higiene alimentaria.

• ¿Qué puede hacer la seguridad alimentaria al respecto?

Como hemos señalado anteriormente, se pueden transmitir infecciones bacterianas de animales a personas y, aunque quizás no se puedan erradicar por completo, sí que se podrían ver minimizadas gracias a una buena praxis.

Tomando como ejemplo la producción cárnica, es indispensable que se realicen correctamente los sistemas de control biológicos, ya que a través de ellos podremos:

• Controlar la presencia de SARM.
• Garantizar la inocuidad de los alimentos (esto podemos lograrlo a través de la implantación de un Plan de Limpieza y Desinfección).
• Prevenir los riesgos biológicos de las personas trabajadoras.

La única manera de luchar contra esta epidemia silenciosa es gestionando la inocuidad de los alimentos que ingerimos desde el campo a la mesa. No es un camino individual, sino un proceso colectivo.

En Ingade contamos con el mejor equipo especializado en Seguridad Alimentaria y, no solo te asesorarán, sino que también te escucharán y te realizarán un plan individual y adaptado a tu empresa para intentar facilitarte todo el procedimiento. ¿Rompemos juntas/os el silencio superbacteriano?